¡Qué sé yo!

Por mi cumple, que ya pasó, Ricardo pensó en un regalito para mí. Me ha llegado ayer.
Es esa especie de cable con un cachivache enchufado a mi ordenador. Bueno, pues es el dispositivo que me permitirá concectarme a Internet desde Zorita o desde cualquier otro punto.
Y no sé si es buena idea. Me encanta, que nadie piense que no me hace ilusión, pero le encuentro algunas pegas. A saber, ya no me quedo descolgada y así no me desintoxico, a mi hija Adela le pasará lo mismo y eso sí que es una tragedia porque le da una vidilla al ordenador de mucho cuidado, además si le encuentro el puntito después de los dos meses de gratuidad querré seguir teniendo esta posibilidad.
Un regalo envenenado. Pero no sabeis la alegría que me ha dado mandar el primer email desde Zorita y ver el blog.
Abrazotes.